Moscas

De las dos moscas que vuelan alrededor de mi cabeza, la que me molesta es la que está del lado de adentro.

A.S

Complicacioncita. (un cuentito escolar)

Le preguntamos a la seño si ella sí vivía en la época de la dictadura y los desaparecidos; primero pensé que no había escuchado, pero después arrancó y dijo que sí, pero que era una nena...y ahí le salió una voz finita y se quedó callada un momento, después empezó de nuevo y dijo que sí, que vivía en aquella época y que era más chiquita que nosotros y que a ella...; y justo tocó el timbre así que salimos corriendo al recreo mientras creo que la señorita se quedó mirando por la ventana...

A.S

Mr. Hamelin. (del libro Caperucita Verde y otros clásicos recargados)

Ratas. Cientos de ratas, todas albinas, blancas; de ojos rojos y largas colas rosadas.
La Ciudad Laboratorio estaba infestada de esas ratas.
-Ciudad infestada- decían los Científicos, a los que les había fallado el experimento.
-Ciudad liberada- decían las ratas.

Dos años atrás, toda la Ciudad Laboratorio se había dedicado a una sola investigación, a un solo experimento, producir una píldora que eliminara la tristeza.
-Es el mal de la época, una gran oportunidad de negocios- decían los de Marketing.
-La depresión y la tristeza debe se tratada como una enfermedad- decían los Doctores.
-Podemos inventar la hormona sintética exacta que quite la depresión como si quitara los hongos de los pies- decían los Científicos - sólo tienen que darnos mucho dinero para comprarnos cientos y cientos de ratas blancas de laboratorio.
-¡Cientos y cientos de ratas!- exclamaban los Dueños de la Ciudad Laboratorio- ¿y para qué quieren que les demos tanto dinero para comprar tantas ratas?
-Señores, las necesitamos para la Fase Uno- los Científicos les explicaban con mucha paciencia, después de todo, los dueños de la ciudad eran los que les pagaban el sueldo
-Es que vamos a empezar a suministrarle a las ratas nuestro medicamento experimental, a esa etapa de la investigación se le llama Fase Uno, sirve para estudiar si el medicamento está aplicado en las dosis correctas, y por si se producen efectos colaterales indeseados.
-Entendemos- decían los Dueños – creyendo que iban entendiendo.
-Es para que vayan muriendo sólo ratas en el experimento, y no personas, cuyos parientes después podrían hacernos juicio- decían los Abogados.
-¡Exacto!- decían los Científicos con tal que les dieran el dinero, comprarse las ratas, y probar su píldora experimental.
-¡La Ciencia avanza a pasos agigantados!- decía la Radio- ¡ahora existe la píldora contra la tristeza!-
-Contra la depresión- corregían los doctores de saco y corbata que salen hablando por la televisió.; y volvían a explicar todo eso de la Fase Uno y los posibles efectos colaterales.

Pero algo falló; mejor dicho, todo falló.

A.S

(del libro "Caperucita Verde y otros Clásicos Recargados", de Ed. Norma Kapelusz para su sello Siete Vacas, autor Andrés Sobico)

Grosos. Pino Collodi

Pinocho se había encontrado con un resignado bacalao en el interior del monstruo marino, cruzan unas palabras y Pinocho le dice:.

-¡Hombre, eso no se le ocurre más que a un bacalao! He hecho todo lo posible para que no me tragara; pero este diablo de monstruo se ha empeñado...Bueno ¿y que hacemos ahora?
-Resignarnos y esperar que el monstruo nos digiera a los dos.
-¡Es un lindo porvenir!- dijo Pinocho con ironía.
Pero luego se puso muy triste y se hechó a llorar como un becerro.
El bacalao le dijo:
-Hombre! a mí tampoco me hace una gracia extraordinaria; pero soy filósofo, y me resigno. Bien mirado, hasta me alegro; porque cuando uno nace bacalao, es más honroso morir en el agua que frito en una sartén.
-¡Lindo comentario!- dijo Pinocho enojándose.
-Es mi opinión; y como dicen los peces de la política, todas las opiniones deben ser respetadas.

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