Una alumna nueva entró al aula, a pesar de estar avisada de la situación, al verla la maestra tardó unos segundos en reaccionar , puso en juego sus cuatro diplomas extarcurriculares sobre antidiscriminación; y con una voz forzadamente neutra le dijo a toda clase:
-Chicos, aquí les presento a su nueva compañerita...
Casi ninguno se rió, aunque dos o tres no pudieron evitarlo: la nena nueva era violeta. No es que se llamara Violeta, sino que era toda de color violeta.
Un murmullo creció en el aula.
-¡Silencio chicos!- les llamó la atención la maestra- ¿Qué le decimos a cada compañero o compañera nuevo o nueva que ingresa a nuestra comunidad educativa?
Los chicos se lo tenían bien aprendido, se pararon todos bien derechitos y comenzaron:
-Bienvenida Nueva Compañera, Tú Eres Igual a Nosotros y Nosotros Somos Iguales a Ti, Jamás serás Apartada, Excluída o Segregada de Nuestra Vera por Espúreas y Desleznables Razones de Color, Raza, Religión, Ideología o Elección de Género- y después se sentaron mientras se miraban entre risitas y murmurados comentarios.
La maestra los felicitó por saberse tan bien, y recitar con tanto ahínco, La Oración Inclusiva, y envió amablemente la chica nueva a sentarse al fondo del aula, ya que era el único lugar vacío.
Al principio, a la nena color violeta le costó adaptarse, pero con el tiempo ya se fue poniendo más azulverdosa, como sus compañeritos.
A.S
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5 comentarios:
Sencillamente genial!
Verónica, viendo tu foto caigo en la cuenta que me parece que por dentro todavía sos violeta y te quedaron vestigios...
me encantó.
Me sorprendio el final. Muy bueno. Saludos desde Rosario.
Gracias Claudia, desde Rosario.
¿cómo llegaste por estos lares bloguísticos?
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